El miedo al cambio es algo natural e inherente al ser humano. La mayoría de las veces no podemos evitar sentir cierto vértigo cuando nos vemos en la obligación de adaptarnos a nuevas situaciones y entornos. Puede pasar tanto en el ámbito personal (irte a vivir con tu pareja, romper una relación, conocer a otra persona) como en el profesional (cambiar la oficina, de trabajo, de compañeros…) y lo importante de esto es que sepas hallar el equilibrio entre ambos perfiles.

Esta vez, nos atañe desgranar el modo en que tratamos y cuidamos nuestro plano profesional cuando se dan cambios que no dependen exclusivamente de nosotros y a los que debemos adaptarnos, en la medida de lo posible, para seguir adelante con nuestro trabajo. Por eso, es buena ocasión hablar del término “puertas giratorias” y no precisamente ese que se refiere a asuntos políticos, ya que también se puede trasladar al ámbito laboral.

En este caso, dicha expresión busca definir el modo en que las empresas se regeneran a través de cambios de personal y la forma en que éstos pueden beneficiarlas a niveles de productividad y eficiencia. Porque, ¿alguna vez has pensado cómo te puede afectar de positivamente el hecho de que se incluya en tu plantilla una persona nueva? Vamos a buscar el modo de dar respuesta a esta cuestión.

 

LOS CAMBIOS POSITIVOS

La incorporación de caras nuevas en tu espacio de trabajo, generalmente, suele ser muy buena. Es probable que en alguna ocasión te hayan preguntado en una entrevista de trabajo qué quieres ofrecer a la empresa en la que buscas emprender un nuevo camino profesional y no es baladí que se incluya en el cuestionario habitual de estos encuentros.

Lo que desean los jefes es que aquella persona por la que decidan decantarse muestre, desde el principio, proactividad y compromiso con el fin de que esta relación sume en lugar de restar.

Como es lógico, tanto directivos como personal de Recursos Humanos buscan el beneficio de la empresa para que ésta continúe con la línea ascendente de sus resultados.

compañeros

Por eso, se decantan por trabajadores que sienten que en el trabajo no solo van a desempeñar su proyecto laboral, sino que también van a implicarse desde lo personal y vayan a sentir que forman parte de un equipo. Y eso solo suma a la empresa y a los trabajadores que ya formen parte de ella. Porque es muy importante medir también el modo en que la entrada de nuevo personal va a repercutir en las personas que ya forman parte de la empresa.

Para ello, se debe tener en cuenta que, generalmente, las incorporaciones suelen darse porque hay vacantes libres y éstas derivan de la salida de otro compañero o compañera. Dependiendo de las circunstancias, se puede haber ido de forma amistosa porque haya encontrado otro trabajo que le ofrezca mejores condiciones o se coja una baja por maternidad o paternidad; o dolorosa, porque se prescinda de sus labores profesionales.

ACEPTAR Y APROVECHAR

En cualquier caso, una bienvenida debe darse de un modo natural y positivo y la persona que ocupe dicha vacante agradecerá que se facilite su incorporación y adaptación en la compañía. Por su parte, los antiguos trabajadores deben tener en cuenta que es muy probable que los nuevos tengas ideas innovadoras que puedan ponerse en común y fomentar la creatividad de grupo. Esta nueva perspectiva puede generar un flujo de trabajo relevante y poner en marcha marchas diferentes a las habituales que se pueden traducir en resultados favorecedores.

No obstante, debemos ser conscientes de cuál es la situación laboral en la actualidad. Hasta hace poco, los más jóvenes no tenían miedo por cambiar de puesto de empleo e iban tanteando el modelo de trabajo de las diferentes empresas para sacar sus propias conclusiones sobre lo que implicaba formar parte de la plantilla y seguir formando parte de ella o, por el contrario, trazar nuevos horizontes ajenos a la misma. Sin embargo, desde que la pandemia arrasara con gran parte de estos empleos (junto con la lamentable tasa de paro juvenil que existe en nuestro país, que supera el 40% de personas de entre 16 y 35 años en situación de desempleo).

Ante ese miedo lo más lógico es que las nuevas incorporaciones necesiten apoyo por parte de sus nuevos compañeros, que deben reforzar su empatía debido a estas circunstancias. Todo ello bajo la premisa de que un trabajador bien cuidado potencia su creatividad y productividad, lo que también beneficia a la empresa y a su conjunto. Todos pueden aprender de todos, pero, para eso, se les debe dar la oportunidad de poder demostrar sus capacidades.

Ana Noelia Murillo

Ana Noelia Murillo

Asistente de Marketing